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En la República Dominicana se veneran de manera especial dos advocaciones marianas: Nuestra Señora de las Mercedes, proclamada en 1616, durante la época de la colonia y cuya fiesta celebramos el 24 de septiembre de cada año, y la Virgen de la Altagracia, Protectora y Reina del corazón de los dominicanos, que celebramos el 21 de enero. Su nombre: "de la Altagracia" nos recuerda que por ella recibimos la mayor gracia que es tener a Jesucristo Nuestro Señor. Ella, como Madre, continúa su misión de mediadora unida inseparablemente a su Hijo. Los hijos de Quisqueya la llaman cariñosamente "Tatica, la de Higüey".

 Existen documentos históricos que prueban que en el año 1502, en la Isla de Santo Domingo, ya se daba culto a la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, cuyo cuadro pintado al óleo fue traído de España por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo, que eran del grupo de los primeros pobladores europeos de la Isla.  Al mudarse estos hermanos a la ciudad de Higüey llevaron consigo esta imagen y más tarde la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla.  En el 1572 se terminó el primer santuario altagraciano y en 1971 se consagró la actual basílica.

La piedad del pueblo cuenta que la devota hija de un rico mercader pidió a este que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia. El padre trató inútilmente de conseguirlo por todas partes; ni clérigos ni negociantes, nadie había oído hablar de esa advocación mariana. Ya de vuelta a Higüey, el comerciante decidió pasar la noche en una casa amiga. En la sobremesa, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija cuando le viera llegar con las manos vacías, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda.  

Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas, que también iba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al mercader diciéndole: "Esto es lo que usted busca". Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio.

Desde entonces y hasta la actualidad el recorrido del pueblo dominicano ha ido acompañado por la protección de Nuestra Madre María, Nuestra Señora de La Altagracia. Empezamos ya nuestra preparación para como familia Loyola celebrar esta gran fiesta de todo el Pueblo Dominicano.

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