Por Julio Pernús*  

JP - ¿Quién es Damian Howard?

  1. Damian Howard, s.j. – Soy un jesuita inglés de 56 años que he desempeñado diversas funciones en la vida religiosa, pero, justo ahora, mientras conversamos, me acerco al fin de mi mandato como provincial por seis años de la Compañía de Jesús en Inglaterra que incluye los países de Escocia y Gales.

JP- En América Latina, específicamente el Caribe, vemos a Europa, incluyo a Inglaterra, como países que ocupan un escalón social diferente, muchos lo identifican como “primer mundo”, “forjadores” del pensamiento universal, sin embargo, usted y la Compañía de Jesús tienen una especial cercanía con nuestra cultura y territorialidad.

  1. Damian Howard, s.j. - Por supuesto, tiene que ver con el imperio británico y estos dos o tres siglos de nuestra historia nacional cuando tuvimos una relación a veces dominante y violenta con varias regiones del planeta. De ahí nuestro vínculo con el Caribe y países como Jamaica y Barbados, junto a otros territorios. Un factor destacado es la agricultura que nos hace protagonistas de una historia dolorosa de esclavitud. Es oportuno ratificar que Gran Bretaña ha puesto grandes esfuerzos en la reparación integral de las consecuencias de la esclavitud en el continente americano, pero es una herida que está ahí y no la podemos borrar de un día para otro.

JP- Padre Howard, el motivo de su viaje ha sido la creación de la nueva provincia jesuita del Caribe, ¿cómo la Compañía de Jesús en Inglaterra ha vivido todo este proceso?

  1. Damian Howard, s.j.- La respuesta a esta pregunta para mí tiene dos lados, uno triste y otro muy positivo. El triste es el fin de una relación formal de cercanía entre el territorio jesuítico de Guyana e Inglaterra, pero lo favorable es el surgimiento de un nuevo capítulo en esta Compañía caribeña y siento que es una oportunidad sumamente valiosa para la región que posibilitará el encuentro entre culturas diversas.

La relación con Guyana ha sido importante para los jesuitas en Inglaterra. En ese país hemos encontrado personas diversas, con formas de creencias diferentes de la nuestra y, por supuesto, hay un desbalance trascendente en cuanto al nivel de acceso económico entre ambas regiones.

Inglaterra es todavía un país relativamente rico y nuestro estilo de vida es privilegiado. Somos personas que contamos con recursos a nuestra disposición que sabemos no están en otras zonas del Caribe como Guyana. Ahí hay personas que viven experiencias profundas de pobreza, como los pueblos de la región amazónica, por ejemplo. Ellos tienen muy pocos recursos y eso tiene un impacto en su mentalidad, en la manera de ver las cosas y, por supuesto, en su desarrollo integral.

 JP- Usted que mira esta integración de la provincia jesuita Caribe desde otra perspectiva, que ha sido testigo de procesos complejos de integración y desintegración como la Unión Europea y el Brexit, ¿cuáles les parece que pudieran ser los principales desafíos de esta nueva provincia Caribe?

Padre1

  1. Damian Howard s.j. - Mira –entre risas– nosotros los británicos tenemos también mucho que aprender de este esfuerzo de integración que está haciendo la provincia del Caribe jesuita, sobre todo, luego de vivir momentos tristes de desintegración como el Brexit. Por lo tanto no considero que pueda dar respuestas que curen todos los miedos naturales que evoca un esfuerzo así, pero es fundamental para las realidades apostólicas que se unen en el Caribe el poder esforzarse por entender el contexto.

Hablamos de una diversidad enorme, que era así cuando estaba conformada las Antillas por un país comunista como Cuba, otro capitalista como República Dominicana y la ciudad de Miami, ubicada en el país de mayor desarrollo de la humanidad. Al interior de cada una de nuestras obras hay una diversidad tangible y eso le agrega un gran desafío a esta nueva integración de los países angloparlantes.

Fíjate que Jamaica no la conozco tan bien, pues he estado allí una semana, pero me doy cuenta de que hay una coincidencia importante del Caribe signada por el colonialismo y poscolonialismo. Guyana es un país con dos lados.  En la región costera hay diversidad de grupos etnicos, tienes africanos, indios, algunos descendientes de europeos y mestizos. Ahí hay mucha gente de diferntes grupos étnicos. Al interior, por el contrario, están los indígenas con su cultura y sus luchas contra las grandes multinacionales que hacen tanto daño en esta región.

Ahora mismo, la gran mayoría de los jesuitas que están en Guyana son de la India y Asia del Sur. Ellos tienen una visión de la Iglesia y el cristianismo bastante diferente de la que tenemos otras filosofías jesuitas occidentales. Sueñan con crear escuelas e instituciones para ayudar a la gente de Guyana a desarrollarse. Miro toda esta diversidad de la provincia como un camino positivo e interesante, pero hay sin dudas necesidad de un encuentro, diálogo y proceso permanente de discernimiento.   

 JP- Como familia ignaciana del Caribe deseamos ser protagonistas en el cumplimiento de las preferencias apostólicas y nos preguntamos muchas veces sobre nuestro rol dentro de la labor apostólica universal de la Compañía. Desde Europa, cómo se ve el horizonte de la Compañía y qué rol podemos jugar los caribeños en ese presente-futuro.

  1. Damian Howard, s.j.- Lo primero que deseo decir, y esto es algo que vengo escuchando y reflexionando hace más de 20 años, es que la Iglesia y la Compañía ya no son más eurocéntricas. Creo que Europa no es ya el punto de referencia que debe dar el sentido de la fe a las otras regiones del mundo. Con justicia, Europa ahora está siendo marginalizada pues en nuestro continente hay muy pocas vocaciones . Por lo tanto, no creo pertinente que los europeos seamos los protagonistas principales de la Compañía Universal, más bien, debemos hacernos la pregunta de cómo resituarnos de cara a los desafíos de nuestra sociedad.

Una experiencia que ilustra lo que trato de expresar ocurrió durante la pandemia, situación en la que tradicionalmente en Europa el ambiente religioso encontraba una oportunidad para reflejar la solidaridad que lo ha caracterizado, su cercanía a los pobres y a los que están en una situación muy frágil. Hoy debo decir que eso no pasó. En general, las órdenes religiosas se retiraron en sus comunidades, no pudieron trabajar en la sociedad como era la costumbre en otras épocas de peste y enfermedades contagiosas.

Eso denota que hoy estamos enfrentando un gran desafío en la vida religiosa de la sociedad contemporánea europea. Debemos hacernos todos la pregunta sobre cuál es nuestro lugar en esta nueva época que no permite a la gente el correr riesgo. Eso es un desafío para nosotros. No tengo una respuesta concreta para lo que me preguntabas, ni creo que Europa pueda ofrecer ya ese manual con las indicaciones sobre lo que la Iglesia y la Compañía deben hacer.

JP- Uno advierte en lo conversado con usted que en América Latina tenemos la posibilidad  –algo parecido lo anunciaron Alberto Methol Ferré y el P. Jorge Cela, S.J.–  de pasar de ser una Iglesia reflejo a una Iglesia fuente. 

  1. Damian Howard, s.j.- Me ha gustado mucho que hagamos esta reflexión y quiero decirte que en mi experiencia de más de 33 años de vida religiosa la Iglesia de América Latina siempre ha sido fuente, al menos para los jesuitas de Europa con los que he conversado. Aunque mi castellano es malo, para mí fue una gran oportunidad el haber podido hacer mi tercera probación en Chile.

Creo que fue muy fuerte la influencia de América Latina en las décadas del 70 y 80 del siglo XX. Si analizamos ese impacto, se hace más claro comprender por qué hay un papa latinoamericano al frente de la Iglesia universal y un jesuita venezolano al frente de la Compañía. Creo que el pontificado de Francisco es un discurso claro que nos habla a los europeos sobre la existencia de otra manera de vivir la fe y expresarla. Nuestra asimilación de esa realidad debiera ser una forma clara de aceptar la sinodalidad que es una palabra clave para interpretar este tipo de apertura. 

JP- P. Damian, ahora usted termina su etapa de provincial, pero siempre las despedidas son espacios para nuevas aperturas, ¿qué planes tiene para los próximos tiempos?

  1. Damian Howard, S.J.- Yo ahora tengo una nueva misión, estoy destinado como capellán de la Universidad de Oxford en Inglaterra. Una responsabilidad bastante grande, pues estamos hablando de un centro de mucho prestigio y estoy deseoso por aprender de los sueños de los jóvenes que cursan ahí sus estudios. Como un interés personal me he vinculado, y deseo hacerlo con mayor fuerza, a impulsar el diálogo con los musulmanes.

En Europa hay una minoría musulmana que es representativa y necesitan que los europeos seamos capaces de comprenderlos en sus desafíos, sus sueños en la sociedad. Creo que ahí podré aportar bastante, pues no hay tantos sacerdotes europeos interesados en estos asuntos. Aunque deseo priorizar en estos momentos el asimiliar un poco mis vivencias de estos seis años como responsable de apoyar y acompañar a personas muy diversas.    

 JP-  Me ha encantado conversar con usted, pues es de los jesuitas que destacan en su conversación y estilo de vida por una palabra fundamental: humildad. ¿Cuál es la clave para llevar a la cotidianidad algo que podemos describir como un liderazgo servicial?

  1. Damian Howard, s.j.- Creo que la clave es sencilla, pero al mismo tiempo complicada, y es seguir el modelo de liderazgo de Jesús. Los referentes que abundan en el mundo contemporáneo se destacan por la dominación del otro a través de cualquiera de las distintas formas de violencia, pero Jesús nos da otra manera de comprender el poder y la autoridad.

Yo siento que el papa Francisco nos está enseñando con su vida otra forma de ejercer el poder en la Iglesia. La construcción de la sinodalidad es una propuesta radical que dará sus mejores frutos en veinte o treinta años, cuando se haga cultura esta eclesiología del poder caminar juntos sin distinción entre clases sociales o eclesiales. 

JP- P. Damian, ¿algún comentario final que desee transmitir a los jóvenes latinoamericanos que escuchen o lean esta entrevista?

  1. Damian Howard, s.j.- Siempre me ha gustado mucho esta expresión de ser como un embajador de mi cultura en otro contexto. Estos días que estoy pasando aquí, experimento una gran gratuidad , pues me tratan siempre como uno más, sin hacerme sentir un jefe. Las personas saben que tengo una pasión y compromiso especial por la identidad y la misión de la Compañía y aprovecho para tener conversaciones bien interesantes. Los jesuitas siempre estamos pensando (soñando) y construyendo un futuro social diferente.

Cuando joven no escuché mucho los consejos de los mayores, por eso no le voy a decir a la juventud lo que tiene que hacer. Prefiero tratar de acompañarlos, siento que hay una distancia profunda entre las generaciones. En los países anglo-parlante hablamos de generación millennials, baby boomers, X y Z. Todo esto ha planteado el reto de las diferencias en cuanto a la sensibiliad de los valores que trae cada una, una situación mediada por una cultura atravesado por la vida digital y sus lecturas de la realidad. Creo que hay una necesidad de encuentro y diálogo entre las generaciones y la clave está en encontrar el coraje para hacernos preguntas honestas los unos a los otros como ¿por qué tenemos una visión distinta de la vida y la religión? Para mi generación urge una mirada crítica que posibilite aceptar que no tenemos todas las respuestas. 

* Transcripición de la entrevista radial realizada por el autor en el programa Loyola Es Pastoral